Mi trabajo es multidisciplinario. Sin preestablecer técnicas ni medios fijos, adapto siempre las salidas materiales y formales ante las exigencias propias de cada proyecto. No tengo predilección por ninguna disciplina plástica o visual específica; en cuanto a medios bidimensionales, he llevado mi producción hacia el video, fotografía, imagen digital, interactivos y gráfica alternativa. Respecto a mi obra tridimensional, he realizado principalmente instalaciones y libros de artista. Recientemente, he involucrado mi trabajo con el performance y arte acción.
Mi metodología es siempre impredecible. Cada proyecto abre nuevos caminos y se desarrolla de diferente manera; a veces sólo termina en errores, aunque la mayoría del tiempo arroja descubrimientos importantes, ante los cuales, uno debe escuchar atentamente para saberlos encausar. Cuando las piezas hablan y dictan qué hacer, el creador se vuelve un descubridor de lo que él mismo al principio, ignorando, provocó.
Una buena parte de mi obra consta de piezas progresivas; es decir, una pieza que se convierte en otra, y ésta, a su vez, en otra y en otra; evolucionando el concepto de la primera y realizando saltos entre medios y disciplinas. Me gusta la idea, de poder convertir un vaso de agua de horchata en un video, dejando a su paso un recetario hecho con tipografía y una serie fotográfica; o que un bonche de paletas terminen siendo un stop motion y 40 impresiones en Offset.
Ante todo lo anterior, mi principal objetivo es lograr un acercamiento directo e inmediato con el espectador, a través de un lenguaje visual claro, llamativo, lúdico e interpretable en sí mismo; sin exigir conocimientos previos en el espectador y prescindiendo de textos explicativos complejos. Al final del día, quedo contenta si mi obra la entienden y recuerdan, indistintamente, un veterinario, una abogada o un experto en Derridá.
